Toda la tierra que tengo la llevo en los zapatos.
Mi casa es este cuerpo.
No necesito más paredes
y adentro tengo mucho espacio.
Miriam Reyes.
Habitarse es el inicio de un camino…
para el reencuentro con uno mismo y con el otro
Escuchar y seguir al cuerpo
Tomarse el tiempo, degustar sin prisa, acariciando las transiciones.
Disfrutar de lo sutil sin la ansiedad de llegar.
Habitar el ritmo propio, el espacio propio,
volver a la calma.
Visitar los lugares olvidados del cuerpo.
Recorrer dentro de uno y viajar sin fin:
sentir la piel; sentir, poco a poco, el interior;
acariciar todos los espacios internos del cuerpo.
Enraizarse a la tierra
Sentirse vivo al tocar tierra
Pensar y sentir con el cuerpo, con todo el cuerpo.
Sentir el vínculo como continuidad de la tierra. La unidad que nos vincula a ella, que nos devuelve a ella.
Disfrutar del proceso y seguir sus señales.
Expandir el interior,
Permitir que la columna se vuelva sostén, se sienta sostén al tocar tierra desde un pisar plantado, enraizado.
Respirar el tiempo
Invitar al movimiento con el aire que viene de afuera;
recorrer espacios olvidados, contraídos.
Calmar la mente y contemplar con las diversas percepciones
recuperar el cuerpo lúcido como saber profundo.
Sentirse uno, sentir al otro.
Mirar al frente, con el torso abierto.
Respirar la dignidad abierta en la manera de pararse y desplazarse.
Ser soplo que respira, camina, dice y resuena.
Soplo de vida que siente, piensa y hace.
Respirar. Preguntar si eso hace sentir bien o mal.
¿Qué nos angustia?, ¿qué nos tranquiliza?, ¿qué se disfruta?,
¿qué se vuelve obstáculo para uno? ¿qué me molesta o irrita?
¿qué se puede cambiar? ¿qué puede soltar? ¿qué soltar?
Soltar
Respirar
Soltar